Florianópolis, delicias del sol, mar y arena
Territorio poblado de encantos naturales y promesas de buena estadía, Florianópolis es uno de los centros de atracción más fuerte en América del Sur para turistas subyugados por las delicias del mar, el sol y la arena. Ubicada en la isla de Santa Catarina, en el Estado homónimo, al sur de Brasil, la visita a cualquiera de las cien hermosas y variadas playas que, se ofrecen a la curiosidad del que llega, puede llegar a constituir una aventura realmente inolvidable, de contacto con la más pura naturaleza, pero también con la diversión, la recreación variada y un merecido y siempre necesario descanso.
Capital del Estado de Santa Catarina y parte de la casi totalidad de la isla homónima (ocupa 97,23 por ciento de su extensión), Florianópolis es una de los territorios más bellos y ricos de Brasil. Posee cerca 100 playas de arena fina y cálida –históricamente eran tenidas en cuenta solo 42, pero un estudio estableció luego que eran más-, que desde hace años la han convertido en un gran atractivo turístico de América del Sur, especialmente para los argentinos, pero también para chilenos, paraguayos y uruguayos. El Estado de Santa Catarina está entre los de Paraná y Río Grande do Sul, en Brasil, y tiene fronteras con Misiones, Argentina, lo que explica que gran parte de los visitantes del lugar provengan del litoral de nuestra patria. Aguas cálidas y calmas para familias que buscan sosiego y descanso; cristalinas y con grandes olas para los amantes del sur y los deportes náuticos, o playas escondidas y desiertas para los que buscan soledad o aventura, Florianópolis ofrece, en su amplio y dilatado panorama de opciones, virtualmente todo lo que el turista pueda llegar a pretender en unas vacaciones junto al mar.
El paisaje es también de una deslumbrante hermosura, no por nada se la llama La isla de la Magia. A las acogedores playas sobre el Atlántico, Florianópolis agrega una vegetación formada por una abundante cantidad de morros, lagunas y ríos, que atraen mucho al turista. Y ya en el mar bahías, ensenadas, pequeñas islas y vistas que son realmente paradisíacas y difíciles de olvidar. Las lagunas más importantes son las de Concepción y la de Peri, la primera de agua salada y la otra de agua dulce. Florianópolis es además, y según un estudio de la ONU,
La segunda capital de Brasil con mayor índice de desarrollo humano. La primera es Brasilia. Codiciada por todos los buques que viajaban hacia el Río de la Plata, por lo que significaba como posibilidad de provisión de agua y alimentos, la isla vivió en siglos pasados distintas etapas de invasión y batallas. De ahí, que el viajero pueda encontrarse a menudo con fuertes y fortificaciones, construidos para defenderse de la codicia extranjera. La temperatura media anual de Florianópolis es de 24 grados centígrados y las lluvias son significativas, pero bien distribuidas durante los doce meses del año. En los meses de más calor, la temperatura varía entre los 24 y 31 grados.
Las playas
Como se dijo, antiguamente se computaban 42 playas en Florianópolis –y durante años ese número fue slogan de promoción-, pero un estudio posterior del Instituto de Planeamiento Urbano de la ciudad, estableció alrededor de cien en toda la costa. Cada una de ellas con nombre propio y algunas con más de uno, estas cien playas son conocidas por los habitantes del lugar pero no todas han sido descubiertas por los turistas, a cuyos ojos siguen virtualmente vírgenes. Las más conocida y visitadas playas de Florianópolis son Jureré, Canasvieiras y la de los Ingleses. Veamos una recorrida por algunas de las difundidas, además de las tres famosas nombradas, y de algunos de sus encantos particulares.
Canasvieiras. La playa más concurrida al norte de la isla. Tiene una gran variedad de comercios y alojamientos a lo largo de sus principales calles. Es, por otra parte, la playa con mayor movimiento nocturno durante la noche. Ubicada entre las playas de Jureré y Cachoeira, posee aguas calmas y olas suaves.
Jureré. No existen registros oficiales de su nombre. Tiene una extensión de 3 kilómetros de arena fina y un mar cálido y tranquilo. Cualquier visitante que aspira a disfrutar de un entorno apacible y exuberante en materia de vegetación no se decepcionará con Jureré.
De los Ingleses. Es una de las playas más importantes de la isla. Ubicada al norte de la isla, posee una gran bahía de aguas cálidas y suave oleaje. Su infraestructura de las más completas que se puede encontrar en la zona, tanto por la abundancia y pluralidad de alojamientos y restaurantes, como por los comercios y servicios que están a disposición del turista.
Praia Brava. Está también ubicada al norte de la isla. Un gran número de condominios, la mayor parte de ellos nuevos, ofrecen al turista alojamientos excelentes, con servicios, seguridad, piscinas y parques. Y sobre todo, un nivel edilicio de altísima calidad. El nombre de esta playa se debe, obviamente, a su bravura, a sus fuertes olas, que son óptimas para el surf.
Cachoeira. Ubicada al lado de Canasvieiras, en el norte de la isla, tiene un marcado ambiente familiar. Tanto por la tranquilidad de sus playas como por la suavidad de las aguas, carentes de oleaje. Ha ido creciendo en los últimos años en infraestructura y ofrece al turista toda clase de abastecimientos.
Lagoinha. Su nombre completo es Lagoinha do Norte y proviene de la existencia de una pequeña laguna que corre a 300 metros del mar y de la playa. Ésta última, tiene unos 800 metros de cálida arena, rodeada de morros. Las aguas son transparentes y de un color azul muy llamativo. Sus playas son muy buscadas. Y aunque no tiene gran infraestructura, su cercanía con Ponta dos Canas le permite al visitante proveerse de todos los elementos necesarios para una estadía confortable.
Porto dos Canas. Su nombre se debe, igual que el de Canasvieiras, a la plantación en sus tierras de cañas. Con una playa de 1.9 kilómetros de extensión, arenas blancas y mar cálido y calmo, es la punta norte de la isla, muy próxima a Lagoinha, Cachoeira, Brava y Canasvieiras, lo que permite al turista instalado allí distintos recorridos para amenizar su estadía. Posee bares y restaurantes de playa y su construcción está compuesta, en general, de chalets, casas bajas y algunas posadas y residenciales.
Barra da Lagoa. Para quienes busquen contacto con los pobladores locales, Barra es una de las playas indicadas. Los caseríos y negocios típicos, sumados a la actividad pesquera, atraen turistas de todas partes. La cercanía de la Laguna de Concepción permite al viajero conocer, además, uno de los sectores de vida nocturna más rutilante de la isla.
Bombas. Su nombre se lo dieron los pobladores originales por el hecho de que sus olas hacían recordar el estruendo de las bombas. Tiene 2 kilómetros de extensión, arenas claras y un mar de aguas límpidas. Posee una gran variedad de alojamientos, bares, restaurantes e infraestructura para una apacible permanencia.
Bombinhas. Dos versiones abonan al origen de su nombre: una que, antiguamente, caminando sobre las arenas, que contenían cuarzo, se oían pequeños estallidos, como de mínimas bombas; la otra, que el leve golpeteo de las olas producían un sonido similar al estallido de minúsculas bombas. Actualmente es un municipio propio, con una extensión de 1 kilómetro, una gran infraestructura hotelera, lugares residenciales y posadas. Ofrece un gran surtido de ofertas gastronómicas y bares, lo que le da una agradable vida nocturna.
4 Ilhas. Amplia bahía de aguas claras, con una extensión de 800 metros, está muy próxima a la concurrida Bombinhas. Es muy apetecida por los que practican surf y ofrece variedad de alojamientos y un ambiente apacible. Su nombre se debe a que desde sus playas se pueden observas las cuatro islas, las de Galés, Deserta, Macuco y Arvoredo.
Mariscal y Canto Grande. La primera fue así denominada por la gran cantidad de mariscos que se encontraban en sus costados. Canto Grande, que es la continuación, se llama de ese modo por la extensa franja de arena que posee. La extensión de esta playa es de 4 kilómetros de arenas clara y mar limpio y según los pobladores tiene cero polución. Ideal para caminatas largas y baños a pleno mar.
Praia do Rosa. La leyenda afirma que se llamaba así por un antiguo morador y pionero del lugar, de apellido Rosa, que sabía dar cobijo a los turistas jóvenes, en general mochileros, que llegaban a esas latitudes. Hoy es la playa de mayor crecimiento en la zona, con una enorme cantidad de restaurantes étnicos y una geografía muy particular que recuerda sus orígenes: lagos, morros y profusa vegetación.
Garopaba. Su nombre original es de raíz guaraní y significa barco o embarcación. Está situada a 80 kilómetros al sur de Florianópolis y tiene una gran bahía donde es posible practicar surf. Está muy bien provista en materia de comercios y alojamientos de toda clase.
Ferrugem. Muy próxima a la anterior, Ferrugem se ha convertido en el lugar elegido por los jóvenes para pasar sus vacaciones. Sus boliches, bares y night clubs concentran hoy la atención preferencial de quienes van a sus playas. Fue bautizada Ferrugem por la coloración ferrosa que a veces toma el agua de un canal cercano cuando en los días de mar movido se agitan mucho las arenas de su fondo. Es un villorrio pequeño con una vegetación que le da una vista única a su paisaje.
Guarda do Embaú. Playa del municipio de Palhoça, muy próxima a Florianópolis, Embaú es una de las capitales del surf en el sur de Brasil. Pintoresca como pocas, hay que atravesar un río (do Madre) para acceder a sus playas. Está ubicado en el Parque Estadual da Serra do Tabuleiro y es una playa pequeña con posada y residenciales simples, bares, restaurantes y una copiosa vegetación como paisaje.