El Bolsón, cuerpo y alma
Hippismo, misticismo, ecología, artesanía y paisaje son algunas de las palabras que aparecen asociadas a El Bolsón –la mayor de las 14 localidades rionegrinas y chubutenses que integran la Comarca Andina del Paralelo 42–, en el sudoeste de la provincia de Río Negro, casi en el límite con Chubut. Ubicada casi a mitad de camino entre Bariloche (130 kilómetros al norte) y Esquel (170 kilómetros al sur), a solo 422 metros sobre el nivel del mar, es un destino apto para todo público y abierto todo el año, incluso durante el invierno, cuando su clima es moderadamente frío.
La ciudad, que cuenta en la actualidad con unos 23.000 habitantes (incluyen los de las zonas rurales), está enmarcada por el cerro Piltriquitrón y construida junto al río Quemquemtreu. Y tiene su epicentro en la Plaza Pagano, sede de la más que atractiva y ya legendaria feria de artesanos, y en sus alrededores, con una muy buena oferta cultural, tanto en locales como en la calle. Al mismo tiempo, se observa una predilección por la vida sustentable y se percibe una comunión con la espiritualidad.
La Feria Regional Artesanal de El Bolsón funciona los martes, jueves, sábados, domingos y feriados, de 10 a 17. Con más de 100 artesanos y pequeños productores, ofrece artesanías en lana, cuero, madera, flores secas y otros materiales, además de cuchillería forjada a mano, sahumerios, dulces con frutos de la zona, velas artesanales, perfumes, etc. Y todo con el marco del imponente Piltriquitrón –ubicado a unos 11 kilómetros de allí–, que en lengua mapuche significa “colgado de las nubes”, que es exactamente la sensación que provoca al verlo por primera vez. Para quienes son estudiosos de disciplinas alternativas como magnetismo y radiestesia, el cerro es generador de una energía muy particular y con capacidad de sanación que puede ser beneficiosa para el estado de ánimo.
Los amantes del trekking y de las vistas que quitan el aliento, pueden ascender al “Piltri” a través de un camino de ripio hasta alcanzar un claro a unos 1.200 metros de altura, rodeado de cipreses, coihues y otras especies vegetales autóctonas. Esa travesía vale por sí sola, especialmente si se sigue camino al mirador desde donde se divisan los cerros Tronador y Tres Picos, el río Azul y, en días de buena visibilidad, el volcán chileno Osorno. Hay un refugio donde se puede pasar la noche, en caso de que se apague la luz del día o si se desea seguir hasta la cumbre del cerro, a 2.260 metros de altura. Desde el primer claro, los más aventureros pueden acceder a la plataforma de despegue de los parapentes. O bien iniciar una hora de caminata, que es lo que demanda la llegada a un lugar único: el Bosque Tallado.
A veces hay desgracias con suerte. Pero a la suerte hay que ayudarla. Un incendio que en 1982 terminó con parte de un antiguo bosque de lengas se convirtió en el disparador de una muestra al aire libre que es única en la Argentina, y quizá también lo sea en el mundo. Todo se debe a la iniciativa de un grupo de artistas de la zona, que buscaron transformar en arte el efecto devastador del fuego. A través de encuentros nacionales de talla de madera, lograron que 31 de esos ejemplares semidestruidos de lenga se transformaran en 31 esculturas dignas de ser admiradas por su arte, por su trabajo y por su origen.
Para todos los gustos
La cabalgata al cajón del río Azul, un hermoso curso de agua que nace en los Andes y desemboca en la margen norte del magnífico lago Puelo, ya en la provincia de Chubut, es otro de los paseos diferentes que se pueden hacer cuando se visita El Bolsón. Para ello es necesario trasladarse primero a Mallín Ahogado, a unos 15 kilómetros de la ciudad, y ahí sí montar el caballo y disfrutar de la recorrida por el área protegida del río Azul, una reserva natural en la que se destaca un tupido bosque de coihues y cipreses y una fauna diversa. En el recorrido hay un camping agreste para pasar el día o pernoctar, desde donde se puede hacer una caminata hasta el cajón del río, una imponente pared rocosa por donde se filtra el agua.
El cerro Amigo, muy cerca de la ciudad y verdaderamente amigable para caminantes no demasiado intensivos, es otro destino ideal para fortificar el cuerpo y despejar la mente. Las vistas de El Bolsón son atractivas y muy diferentes según la época del año por los cambios en los colores de la vegetación. Cuenta con dos miradores, uno en el peñón norte y otro en el sur.
Para quienes gustan de la gastronomía, visitar alguna de las chacras ubicadas en los alrededores de la ciudad es una actividad reconfortante, en especial para las personas que viven en grandes ciudades y no suelen tener contacto con este tipo de lugares. Se pueden observar, por ejemplo, los cultivos de lúpulo, ingrediente esencial para la elaboración de cerveza artesanal, que es uno de los productos típicos de la zona. También pueden visitarse huertas de hortalizas y, en especial, de fruta fina, lo que suele conocerse más como frutos rojos, y que es otro de los productos característicos de toda la Patagonia en general y de la Comarca Andina en particular. Además, hay para conocer molinos harineros y productores de todo tipo de delicias regionales, que pueden degustarse y adquirirse también en la Feria Franca, cerca de la Plaza Pagano.
Otro destino imperdible dentro de la oferta turística de El Bolsón es el Circuito de las Cascadas, una sucesión de caídas de agua de gran belleza, a pesar de no tener grandes alturas, con un atractivo marco boscoso. Dos de ellas corresponden al arroyo Del Medio, que desemboca en el río Quemquemtreu: la cascada del Mallín y la Escondida. Completan el circuito las cascadas de Nahuelpan, de la Virgen y Catarata, de distintas alturas y algo más alejadas de la ciudad.
Los visitantes invernales tienen la posibilidad de conocer y disfrutar del centro de esquí del cerro Perito Moreno, ubicado a 25 kilómetros de la ciudad y cuya cumbre se encuentra a 2.216 metros sobre el nivel del mar. Se puede practicar esquí alpino, nórdico, snowboard y trekking de montaña, juegos de nieve, paseos en trineo y caminatas fuera de pista con raquetas para nieve. Son en total 9 pistas con 11 kilómetros esquiables y una aerosilla doble de 1.000 metros de largo, que va desde los 900 hasta los 1.350 metros de altura. Tiene escuela de esquí, alquiler de equipos, un refugio de montaña para más de 50 personas y locales gastronómicos a distintas altitudes.
Y a solo 10 kilómetros de El Bolsón, ya en la provincia de Chubut, se encuentra el pequeño pero bellísimo Parque Nacional Lago Puelo. Pero esa es otra historia. Otro viaje.