Carhué
No es posible hablar de Carhué, localidad ubicada al oeste de la provincia de Buenos Aires, sin hacer mención a la recordada inundación que en 1985 dejó completamente bajo el agua a la vecina localidad turística de Villa Epecuén. Y esto es así no solo porque se trató de un hecho tan anómalo el haber tenido que evacuar a un pueblo entero y que el agua haya permanecido tanto tiempo ocultando las construcciones, sino porque lo acontecido a 7 kilómetros de Carhué define de alguna manera a toda la región.
Tanto Carhué como la Villa se ubican en la orilla de la laguna Epecuén. Este espejo de agua forma parte de lo que se conoce como las Lagunas Encadenadas del Oeste, una cuenca hidrográfica endorreica que consta de 6 lagunas conectadas cuyos afluentes bajan de las Sierras de la Ventana. Epecuén es el último lago del sistema, el más grande por superficie y tan salado como el famoso Mar Muerto. El altísimo nivel de salinidad (diez veces más que el mar, por ejemplo) hace que sus aguas sean ideales para combatir algunas afecciones. Desde esta particularidad es que se puede entender la historia del lugar.
Fundada en 1877, Carhué tiene según el último censo de 2010 un poco menos de 10 mil habitantes. Los orígenes de la localidad están directamente vinculados con el plan del incipiente Estado argentino para avanzar sobre los territorios indígenas y ampliar las fronteras internas del país. Fue durante la presidencia de Nicolás Avellaneda que se logró conquistar ese territorio, al que originalmente se nombró "Pueblo de Adolfo Alsina", en alusión de quien por entonces era ministro de Guerra y Marina. Una vez que se consolidó el dominio, la zona se empezó a poblar y expandir gracias, en gran parte, a las cualidades de las aguas de Epecuén.
Villa Epecuén, hoy en ruinas por la inundación, se fundó en 1921 y su razón de ser fue desde el comienzo la explotación turística de la laguna. Si bien llegó a tener 1500 habitantes residentes, en las temporadas veraniegas de la década del 70 la ciudad recibía a unos 25 mil visitantes. Por las elevadas dosis de cloruros y sulfatos, sus aguas minerales están consideradas entre las más privilegiadas del mundo y sirven para combatir afecciones reumáticas y de piel, depresiones y agotamiento psicofísico.
La historia, sin embargo, no terminó bien. La zona, deprimida, tenía todas las condiciones para que se inundase si no se hacían las obras necesarias. La desidia estatal quedó de manifiesto el 10 de noviembre de 1985, cuando una crecida sobrepasó el terraplén defensivo de cuatro metros que se había construido ante la amenaza permanente de anegamiento. El pueblo fue evacuado antes de quedar totalmente sumergido bajo las aguas. En 1993, casi diez años después, había 7 metros entre hasta la superficie. Y es que ubicada al fondo de una depresión, las aguas de Epecuén solo podían disminuir por evaporación. A partir de entonces, una serie de obras permitieron que el agua empezara a descender hasta dejar al descubierto las ruinas del poblado, que hoy se ha convertido en un atractivo turístico imposible de ignorar si uno va a Carhué.
La Villa Epecuén ya no existe más como centro de operaciones para el aprovechamiento medicinal de las aguas de la laguna, pero esta conserva sus propiedades y también es accesible desde Carhué. Por eso, la ciudad es un centro termal inigualable. Modernas instalaciones, gran oferta de piscinas y toda la belleza y la tranquilidad de un pueblo hacen hoy de Carhué un destino turístico más que atractivo.
CÓMO LLEGAR
A Carhué se llega por tierra a través de algún servicio de ómnibus o en auto particular. Desde la Ciudad de Buenos Aires se estiman 6 horas de viaje para completar los 540 kilómetros. El camino recomendado es tomar la Autopista Ricchieri hasta Ezeiza y luego la Autopista Ezeiza - Cañuelas. Se continúa por la Ruta Nacional 205 hasta Bolívar y se empalma con la Ruta provincial 65 hasta la ciudad de Guaminí. Luego debe tomarse la Ruta Nacional 33 hasta el cruce con la Ruta Provincial 60. Allí se gira a la derecha hasta el acceso a Carhué.