Balcarce, entre la calma y la velocidad
Conocida también, entre otros motivos, por sus papas y por el postre que lleva su nombre, esta ciudad bonaerense, ubicada a 407 kilómetros de la Capital Federal, posiblemente no sería lo que es si en ella no hubiese nacido Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón mundial de Fórmula 1 en los años 50. Porque si bien sus atractivos naturales anteceden a uno de los mayores deportistas argentinos de la historia, el automovilismo y Fangio hoy son parte esencial de Balcarce, tanto para sus habitantes como para quienes tienen la posibilidad de visitarla.
Las cuatro manzanas de la Plaza Libertad, con sus pérgolas, sus tilos y su Monumento a la República, reciben al visitante. En torno a ella, el Palacio Municipal, un edificio de 1929; la fuente con el monumento al brigadier general Antonio González Balcarce, Segundo Jefe del Ejército de los Andes; el Banco Nación; la Iglesia San José, de 1886 y estilo romano, y el Museo del Automovilismo Juan Manuel Fangio.
En el edificio que rinde tributo a El Chueco se pueden observar aspectos de su vida personal y profesional, desde su infancia, la historia del primer taller, que tuvo con su amigo José Duffard, su inicio como piloto en 1936, los campeonatos mundiales de 1951, 1954, 1955, 1956, 1957 y sus míticas carreras. El recorrido se realiza sobre rampas ascendentes, que emulan las pistas de carrera. El museo, de 4.600 metros cuadrados, está dividido en seis niveles: “Hombres y máquinas, la pasión del TC”, donde se exhiben coches de TC de la época; “El viejo taller”; “Coraje, constancia y genio conductivo”, que recuerda el período 1936-1948, que incluye el Gran Premio Internacional del Norte; “Amigo, ídolo y maestro de todos”, con autos e historia de grandes pilotos del deporte de los fierros; “Nuevos campeones”, que exhibe automóviles del actual TC, y “Con velocidad máxima a la cumbre mundial”, dedicado al período 1951-1958, donde se encuentra la legendaria Flecha de Plata, una Mercedes Benz W 196 con motor de 8 cilindros en línea y de diseño vanguardista.
Además de los autos, en cada nivel se exponen trofeos, condecoraciones y documentos relacionados a cada período. Pero son los más de 50 autos, algunos originales y otros reconstruidos en la Fundación Museo del Automóvil, los que atraen la admiración de los visitantes. Entre ellos, el Ford A de 1929 en el que debutó Fangio; el Ford de 1937 en el que corrió, como acompañante de Luis Finocchietti, por primera vez en el Gran Premio Argentino de Carretera; el Chevrolet de 1947, La Negrita, que le dio la oportunidad de ir a Europa; la auténtica Chevrolet de 1939 utilizada para correr la legendaria carrera Buenos Aires-Caracas; la Maserati 300 S roja con la que corrió el Gran Premio de Venezuela y el Gran Premio de Cuba. También hay autos de otros corredores como los hermanos Oscar y Juan Gálvez, los hermanos Emiliozzi, Carlos Alberto Reutemann, Juan Traverso, Roberto Mouras, Oscar Aventín y Julián Alfaro, fallecido en 2005 en un accidente deportivo.
Más fierros
El Multiespacio Fangio es otro imán para los amantes del automovilismo. Allí funcionan un café temático (el Fangio Sport Café) y una exposición de cerca de 50 autos, trofeos y otros objetos. Y si bien no se puede visitar, aún está en pie la casa natal de Fangio, en la calle 13 número 321, construida por el padre de El Chueco y donde funcionó su primer taller mecánico.
Pero Balcarce también es la ciudad de Crespi Competición, la única fábrica de autos de carrera de Sudamérica, creada por Tulio Crespi, que actualmente exporta sus prototipos a Ecuador, Colombia, México y Chile. Y también la sede de la Fiesta Nacional del Automovilismo, en la que durante tres o cuatro días del mes de febrero se organizan exposiciones de autos sport, clásicos, antiguos, tuning y de competición, con la participación de clubes invitados y locales. La fiesta se completa con muestras alusivas, la elección de la Reina del Automovilismo, la entrega del Premio Juan Manuel Bordeu a los campeones del automovilismo zonal, espectáculos musicales al aire libre, stands de colectividades, artesanías y gastronomía.
Y está, claro, el Autódromo Juan Manuel Fangio, inaugurado en 1972, donde se celebran carreras de TC y TC 2000, y en el que los fierreros de ley pueden transitar su pista de casi cinco mil metros como si se tratara de profesionales del automovilismo. El circuito suma rectas, curvas, semáforo de largada y bandera a cuadros.
Vida natural
A pocas cuadras del casco urbano se encuentra el Parque Municipal Cerro El Triunfo, el preferido de los balcarceños, con velódromo, pista de atletismo, zona de parrillas, área de juegos para niños y un anfiteatro natural donde suelen programarse distintos espectáculos. En el predio funciona el Museo Histórico Municipal, con salas dedicadas a conservar el patrimonio histórico-cultural del partido y salones de exposiciones temporarias.
Saliendo ya de la ciudad, el paisaje serrano se presenta como escenario ideal para actividades de aventura, como paseos en bicicleta, trekking y escalada. El destino más frecuentado es la sierra La Barrosa, de 334 metros de altura, una de las muchas elevaciones que se ven desde Balcarce. Se puede recorrer en mountain bikes o a pie. Al ascender se accede a hermosas vistas panorámicas. Para llegar a la cima también se puede recurrir a algunas técnicas sencillas de escalada o, según el lugar elegido para el ascenso, mayores conocimientos y equipo apropiado. El recorrido total es de unos cinco kilómetros.
Otro atractivo natural es la Laguna Brava, de 420 hectáreas de superficie y de 4 a 6 metros de profundidad, rica en flora y fauna silvestre, en la que se pueden practicar deportes náuticos. A la vera de la laguna hay varios complejos turísticos que ofrecen cabañas, hostería y camping con parrillas otros servicios. En la zona también se pueden realizar caminatas, pesca embarcada o desde la orilla, parapente biplaza, kayak, esquí acuático, windsurf, wakeboard, trekking, mountain bike y cabalgatas.