Crítica de teatro: Pangea
Pangea. Autora y directora: Ana Katz. Elenco: Jimena Anganuzzi, Mario Bódega, Verónica Hassan, Iair Said, Mariano Saavedra y Susana Varela. Colaboración autoral: Inés Bortagaray. Diseño de escenografía: Rodrigo González Garillo. Música original: Nicolás Villamil. Diseño de iluminación: Alejandro Le Roux. Duración: 75 minutos. Centro Cultural San Martín, Sala B. De jueves a domingo a las 20,30 horas.
“Pangea” es la palabra acuñada por meteorólogo y geofísico alemán Alfred Weneger que significa “toda la tierra” y alude a un supercontinente de las eras paleozoica y mesozoica que unía a todos los actuales subcontinentes del planeta. La adopción de una palabra, y más en el título de una obra, difícilmente sea inocente. Y la pieza de la dramaturga y directora cinematográfica Ana Katz lo demuestra con claridad en el desarrollo de su texto. La historia habla de Diana, una joven que es expulsada por su familia, los amigos y su amante del lugar donde vive. Frente a este rechazo, ella decide viajar por diversos lugares del globo, en una experiencia que le permite, como al Peer Gynt de Ibsen, trabajar y conocer muchos otros territorios y personas. Y eso la convierte en una persona sabia y cosmopolita, que comprende que las cosas que unen al mundo son más de las que separan. Y al volver a su lugar de origen podrá ayudar a los suyos a superar los obstáculos que le impiden ya vivir en el sitio donde estaban y guiarlos hacia una nueva vida.
¿Cuál es la lengua o la herramienta para esa unión? Katz parece decir que no depende de ningún instrumento tecnológico, sino de una decisión de ser fraternos y sostener eso en el encuentro personal, en el contacto vivo de la relación. ¿Es eso hoy posible? No lo sabemos, pero es una utopía que ayuda a soñar un mundo mejor al que transitamos. El montaje tiene un alto vuelo lírico y una narración amena cuyo mejor hallazgo hay que ubicarlo en el lenguaje, la actuación de los actores y la excelente música del espectáculo.