Crítica de teatro: Iván y los perros



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Ivan y los perros. De Hatti Naylor. Con traducción de Alejandro Tantanián. Dirección: Mauricio Stolkiner y Gustavo García Mendy. Intérprete: Emiliano Dionisi. Diseño de espacio y escenografía: Mariano Stolkiner. Música original: Gustavo García Mendy. Diseño lumínico: Julio López. Vestuario; Merlina Molina Castaño. Teatro El Extranjero.     

Como suele ocurrir en todos los períodos triunfalistas de la historia, los ganadores elevan a la máxima consideración del elogio la nueva época y enfocan sus aspectos más positivos, no los que arrastran el deterioro de aquellas poblaciones humanas castigadas por el cambio. Con la caída de la Unión Soviética, el neoliberalismo inventó que el mundo entraba en una nueva etapa de prosperidad y bienestar humano (Fukuyama lo llamó “el fin de la historia”) que no tenía precedentes en el pasado. Nadie reparó, o muy pocos lo hicieron, ni en la antigua URSS ni en otros lados, las duras consecuencias que esa transformación traería a muchísima gente.

     En el caso concreto de aquel país, el autor inglés Hattie Naylor se detuvo en un pequeño drama humano que había ocurrido en los noventa, con posterioridad a la caída del comunismo, en suelo ruso. Frente a la enorme recesión provocada por el gobierno de Boris Yeltsin, las familias que carecían de trabajo y recursos económicos comenzaron a desprenderse de todo lo que implicara un gasto en comida. Las primeras víctimas de esa expulsión fueron los perros, luego los niños. En la Moscú devastada por la recesión y la miseria del nuevo sistema, el niño Iván Mishukov –una historia real, como tantas otras ocurridas en ese tiempo y hoy mismo en el planeta, incluso en el país del propio autor- lucha por sobrevivir ante las inclemencias de un invierno feroz.

     Naylor es en la actualidad el autor de unas cuarenta piezas teatrales, muchas de ellas transmitidas por las radios de la BBC. Iván y los perros es un texto que estrenó en 2010 en el Soho Theatre de Londres y desde entonces ha realizado un exitoso periplo por otras salas del mundo en Brasil, Holanda, Estados Unidos, Grecia, Georgia y ahora  Argentina. La versión de Stolkiner y García Mendy tiene mucha densidad humana, además de un tratamiento formal y sonoro cuidadoso y de fuerte atmósfera poética. Es excelente también el trabajo de Emiliano Dionisi como Ivan, el perplejo niño ruso que debe atravesar esa odisea terrorífica para sobrevivir al olvido a que lo somete un nuevo mundo guiado solo por la avaricia y el lucro.

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