Crítica de teatro: Absorta y desnuda
Absorta y desnuda. Espectáculo basado en poemas de Leonor García Hurtado. Dirección: Mariano Dossena. Dramaturgia: Leonor Manso e Ingrid Pelicori. Música en vivo, en laúd: Miguel de Olaso. Escenografía y vestuario: Nicolás Nanni. Iluminación: Pedro Zambrelli. Intérpretes: Leonor Manso, Ingrid Pelicori, Muriel Santa Ana, Claudia Tomas y Walter Quiroz. Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultura de la Cooperación.
Leonor García Hurtado fue una gran poeta argentina nacida en Tucumán en 1955 y fallecida muy joven, a la edad de 46 años, en 2001. No demasiada conocida entre el público masivo, pero muy reconocida en el mundo literario. Algunos de sus poemas, pertenecientes a libros como Mudanzas, Negras ropas de mujer, La enagua cuelga en el clavo de la pared o El cansancio de los materiales, fueron dados a conocer ya en otros espectáculos organizados en la misma sala que ahora dedica un espectáculo completo a ella.
El trabajo que expone ahora varios de sus mejores poemas, muy bien articulados en un breve pero preciso fresco dramatúrgico por Leonor Manso e Ingrid Pelicori, desde los que aluden a los recuerdos de su infancia y adolescencia en Tucumán hasta los que pertenecen a los años de estadía en la dura e inhóspita Buenos Aires de su edad madura, donde se comienzan a avizorar las señales de un compromiso con lo social y humano más claro. Oírlos en las voces de las actrices que integran el elenco -todas ellas de una exquisita sensibilidad- es un verdadero regocijo para el oído y el alma, no sólo porque en esa marea envolvente de las palabras se descubre a una poeta enorme sino también porque las intérpretes llevan las posibilidades de expresión y despliegue de lo escrito a un nivel superior, tal vez el mejor que se pueda disfrutar hoy en esta ciudad.
Habrá que decir además que todo el espectáculo es de una rigurosa fineza poética, que van desde las interpretaciones -a la que además de las mujeres al actor Walter Quiroz- hasta las luces, el sugerente vestuario y ese extraordinario aporte que hace el laúd de Miguel de Olaso.